Homenajean al gran bandoneonista y compositor Osvaldo Ruggiero con «Rompelo Tano»
«Rompelo Tano» es el nombre del disco que los hermanos Daniel y Adrián Ruggiero registraron con orquesta típica en homenaje a su padre, el gran bandoneonista y compositor Osvaldo Ruggiero, para celebrar los 100 años de su nacimiento, y que presentarán mañana a las 21 en el marco de la nueva edición de Familia de Artistas del Club Atlético Fernández Fierro (FaCaff).
Entre otras cuestiones, ambos músicos hablaron con Télam acerca del significado que tiene para ellos y para la música ciudadana este trabajo «especial» y sobre la herencia que les dejó su padre, en tiempos en los que dedicarse a «hacer tango es una militancia».
«Este trabajo me parece fundamental para la historia del género. ya que es el primer álbum dedicado íntegramente a la música de Osvaldo Ruggiero y tiene la característica de no ser un disco de transcripciones sino de reivindicar su legado como artista que siempre estuvo en el frente de batalla de los más jugados en cuanto a vanguardia se refiere», expresó Adrián, bandoneonista, compositor y guitarrista.
El álbum, producido por Daniel Ruggiero, incluye composiciones para orquesta típica, con arreglos originales escritos especialmente para este registro, y su título remite a la frase que le repetían a Osvaldo Ruggiero cuando tocaba como bandoneonista en la orquesta de Osvaldo Pugliese (desde 1939 a 1968), debido a su fuerza interpretativa, a su particular forma de acentuar y frasear con su instrumento.
Con ocho bandoneonistas invitados como solistas y directores de la orquesta, más un cantor invitado –Ariel Ardit en la grabación y Walter «El Chino» Laborde en el concierto de mañana en el Caff (Sánchez de Bustamante 772)-, «Rompelo Tano», incluye el estreno de «Cahita», una obra hasta el momento inédita del reconocido artista, arreglada y dirigida por su hijo Daniel.
Osvaldo fue miembro fundador de la orquesta de Osvaldo Pugliese en 1939, donde en 1943 se convirtió en primer bandoneón y grabó sus propias composiciones y arreglos. Tocó en el conjunto hasta1968, cuando fundó junto a sus compañeros. exintegrantes de la Orquesta de Osvaldo Pugliese, el mítico Sexteto Tango.
En el disco tocan Fulvio Giraudo y Adrián Enríquez en piano, Emilio Longo en contrabajo, Nicolás Velázquez, Sofía Calvet, Federico Santisteban en bandoneones, César Rago, Augusto Sourigues, Ornela Restifa y Bruno Franco en violines, Gustavo Barahona en viola y Jacqueline Oroc en cello.
«Dado que el homenaje era a mi padre. lo interesante era mostrar a muchos bandoneonistas y arregladores, siendo parte activa de este disco, y dejando su huella personal.»Adrián Ruggiero
Además. participan como invitados los bandoneonistas Horacio Romo, Ramiro Boero, Bruno Ludueña, Natsuki Nishihara, Rodrigo Avalos, Mariano Gonzáles Calo, Adrián y Daniel Ruggiero.
Télam: Un homenaje a su padre, Osvaldo Ruggiero, realizado desde la música, es el mejor reconocimiento que pudieron hacerle a 100 años de su nacimiento. ¿Lo ven así?
DR: Seguramente que es el homenaje que está más cerca a su ética de trabajo, un disco, exclusivamente de sus obras, con nuevos arreglos, donde se combina la juventud y experiencia de muchos de los participantes del disco, y por supuesto, como premisa fundamental, un espacio de libertad para expresar su personal forma de sentir este repertorio.
AR: Personalmente siento que su legado supera lo artístico, este disco es el homenaje que le estamos haciendo ahora, y que lo estamos haciendo visible, pero su reconocimiento está todos los días en la radio, en las casas de tango, en las milongas y en el repertorio de las orquestas más jóvenes.
T: Ambos heredaron su pasión por el tango, la composición y el bandoneón, instrumento que tanto Adrián como vos eligieron para interpretar. ¿Es algo que se dio naturalmente?
DR: Particularmente, mi acercamiento al bandoneón y al tango fue sin dudas heredado de ver a mi viejo tocar en vivo, ensayar, compartir con los grandes del género, algo que fui comprendiendo con los años. Hasta su fallecimiento, ambos estudiábamos guitarra en el conservatorio nacional, hasta el momento en que mi padrino, alguien que fue fundamental en mi formación, se ofreció a solventar mis estudios con Pascual Cholo Mamone y ese fue mi comienzo en el bandoneón. Algo parecido a lo que sucede con los músicos que integran «Rompelo Tano», donde el gesto de agradecimiento, a alguien que en muchos casos no conocieron personalmente, y que quizás tampoco han visto en videos, ya que hay pocos registros, pero que a través de sus discos, y composiciones marcaron a fuego a cada uno de ellos.
AR: Sin dudas es un timbre que te marca a fuego, una vez Mario Breuer en una de las grabaciones que hicimos juntos me dijo que representamos un cachito de arrabal, dedicarse al tango es sobre todo una militancia.
T: El disco tiene mucha potencia y una fuerza rítmica en muchas de las piezas. ¿Cómo fue el trabajo con la orquesta típica en la que el bandoneón tiene un lugar importante y está interpretado por grandes intérpretes de instrumentos, que participan como invitados?
DR: Desde la convocatoria de los músicos integrantes de la orquesta, hasta los invitados, todos manifestaron su deseo de estar y ser parte de este homenaje.
El disco se armó en un par de ensayos generales y otros parciales, pero lo fundamental es contar con músicos de esta calidad y ductilidad a la hora de interpretar música nueva sin registros para consultar. Dado que el homenaje era a mi padre. lo interesante era mostrar a muchos bandoneonistas y arregladores, siendo parte activa de este disco, y dejando su huella personal. Este es un homenaje de deja nuevos arreglos de obras legendarias del tango del estilo Pugliese, y que en muchos casos son los primeros arreglos distintos a los originales de Pugliese.
T: En piezas como «Tiempo» sobrevuela un tono melancólico, ¿cómo describirían el espíritu de este «Rompelo Tano»?
DR: El espíritu del disco, es de un tango de gran potencia, de mucha dinámica, y de un arco expresivo muy amplio, pasa de lo lírico y melancólico de «Tiempo» con arreglo de Bruno Ludueña, y Ariel Ardit en la voz, la alegría de «Tremolina» en un arreglo de Natsuki Nishihara, el aire misterioso de «Catuzo», arreglo de Damián Foretic, lo arrabalero de «Yunta de oro», arreglo de Mariano González Calo, para nombrar algunos de los temas, arregladores y climas que integran este homenaje.
T: También incluye un tema inédito, «Chalita»; ¿qué pueden decir al respecto?
DR: Hace un tiempo revisando cosas para este homenaje, encontramos dentro de un viejo baúl de fotos y recortes de prensa una partitura muy antigua, con una leyenda que decía algo así «Osvaldo encontré este tema en un cajón, estuvo traspapelado ahí por más de 20 años te lo dejo en tus manos porque recuerdo que era de tu pertenencia … saludos Osvaldo». Inferimos que es un tema que fue escrito para la orquesta de Pugliese y que por algún motivo nunca formó parte del repertorio, así que lo revisé, terminé de redondear las ideas y es parte de este disco. Una experiencia intensa y movilizante la de trabajar sobre un tema inédito de mi padre.