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Zelenski visitó a las tropas en combate, pero no logró una condena a Rusia

Presidente Volodimir Zelenski Foto AFP 721835
Presidente Volodimir Zelenski. Foto AFP (721835)

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, visitó  a las tropas locales que defienden la región de Dnipropetrovsk, en el este del país, en un gesto de respaldo simbólico en pleno avance de las fuerzas rusas en el Donbass y en coincidencia con la reunión de cancilleres del G20, que no logró acuerdo para una condena a Moscú.

«Gracias por su trabajo y por el heroísmo con el que defienden nuestro país, a las familias ucranianas y la soberanía de Ucrania», manifestó Zelenski, según unas declaraciones divulgadas por su oficina y recogidas por la agencia Europa Press. Y agregó: «¡Ojalá salgamos victoriosos! ¡Gloria a Ucrania!».

Durante su visita, el mandatario ucraniano condecoró a los militares que participan en las operaciones.

Dnipropetrovsk alberga la ciudad de Dnipro, la cuarta más poblada de Ucrania y escenario recurrente de ataques por parte de Rusia, que intenta ganar terreno en la zona del Donbass.

Las tropas rusas avanzan hacia tres localidades cercanas a Kramatorsk y Sloviansk, según las Fuerzas Armadas ucranianas, que dieron por repelidas las ofensivas en otras zonas como Dementiivka, al norte de Jarkov, y Bohorodychne, al norte de Sloviansk.

Rusia afirma controlar toda la región de Lugansk, de manera que, si logran ocupar lo que resta de Donetsk, tendrá el dominio absoluto de la rica cuenca minera del Donbass, que ya estaba parcialmente en manos de los separatistas prorrusos desde 2014. En esta provincia, Sloviansk y su ciudad gemela Kramatorsk se anuncian como los próximos objetivos de las fuerzas rusas, que invadieron Ucrania hace más de cuatro meses.

La visita de Zelenski se da después de que este jueves el presidente ruso, Vladimir Putin, advirtiera que la ofensiva militar lanzada por su país en Ucrania aún no había empezado «en serio».

«Todos deben saber que aún no hemos empezado en serio» la ofensiva en Ucrania, dijo Putin durante una reunión con los líderes de los grupos parlamentarios rusos, retransmitida por televisión, según la agencia de noticias AFP.

En el sur ucraniano, las autoridades prorrusas de la región de Járkov dispusieron la ley marcial en todos los territorios que lograron ocupar desde el inicio de la guerra para “garantizar el orden público y la seguridad del Estado», reportó la agencia rusa TASS.

Junto a la ley marcial, también decretó el toque de queda en Járkov, lo que prohíbe la circulación de ciudadanos entre las 20 y las 6.

«El plan del G7 (las economías más desarrolladas) de boicotear a Rusia en el G20 fracasó. Nadie apoyó a los regímenes occidentales»Maria Zajárova

De acuerdo con el jefe de la Administración de Járkov, Vitali Ganchev, cerca del 20 por ciento de la región ucraniana ya fue tomada por el Ejército ruso, aunque la situación en esas zonas sigue siendo «tensa».

Igual de grave parece la situación en Severodonetsk, sí ocupada por los rusos, donde el jefe militar regional de Lugansk, Sergiy Gaidai, advirtió sobre el riesgo de “un desastre humanitario», porque no hay reservas de aguas, ni servicios de gas o electricidad y la ciudad, donde aún permanecen al menos 15 residentes, fue saqueada por las tropas rusas.

«En Severodonetsk, el 80% de las casas fueron destruidas o dañadas. Las personas vuelven a lo que quedó de ellas para buscar sus cosas, pero encontraron sus apartamentos vaciados», agregó el responsable ucraniano.

Según Gaidai, «al entrar en la ciudad, los rusos primero deportaron a parte de la población local, y luego hicieron razzias y se llevaron todo lo que podían, como muebles o electrodomésticos».

Fuera del terreno de combate, en la isla de Bali, en Indonesia, la cumbre de cancilleres del G20 no logró acordar un pronunciamiento sobre la guerra ni cómo enfrentar los impactos globales del conflicto, en una jornada que calcó la división de China y Rusia por un lado y Estados Unidos y Europa por el otro.

La cita de Bali es el preludio de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que habrá en noviembre en la isla, con una agenda que se volcó a la invasión rusa a Ucrania, por sus efectos sobre los mercados mundiales y los precios de alimentos a nivel global.

Los participantes expresaron «su profunda preocupación por las consecuencias humanitarias de la guerra» en Ucrania, dijo la ministra indonesia, Retno Marsudi, al clausurar la reunión de este foro, en el que solo «algunos de sus miembros» condenaron a Moscú.

Rusia celebró esa falta de entendimiento, al que leyó como un “fracaso” de los países occidentales en su intento de aislarlo.

«El plan del G7 (las economías más desarrolladas) de boicotear a Rusia en el G20 fracasó. Nadie apoyó a los regímenes occidentales», escribió en Telegram la portavoz de la cancillería rusa, Maria Zajárova.

En la reunión el ministro ruso Serguéi Lavrov se encargó de algunos gestos elocuentes: se ausentó durante las intervenciones de sus pares de Ucrania y Alemania, críticos de Moscú, y tampoco estuvo cuando habló el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken.

En tanto, Canadá informó hoy de nuevas sanciones contra 29 individuos, entre ellos el patriarca Kirill, máximo representante de la Iglesia Ortodoxa en Rusia, y quince organizaciones y medios de comunicación.

En un comunicado, la ministra de Exteriores, Mélanie Joly, anunció la imposición de sanciones adicionales contra «agentes y entidades responsables de la desinformación» y la «difusión de propaganda» en torno a la invasión rusa de Ucrania.

En materia económica, el mayor importador de gas de Alemania, Uniper, pidió hoy ayuda del estado para hacer frente a la reducción del suministro energético ruso, porque la firma “está experimentando diariamente salidas de efectivo millonarias de dos dígitos, una situación que ya no es sostenible”, según explicó el presidente ejecutivo de la empresa, Klaus-Dieter Maubach.

Advirtió el empresario que Uniper se encuentra en una «situación especialmente precaria», y alertó que si se mantiene la situación, la firma podría enfrentar pérdidas de 10.000 millones de euros (10.200 millones de dólares) a fin de año por el aumento de los costos de adquisición de gas.

Uniper tiene problemas con contratos a largo plazo con empresas de servicios municipales y clientes industriales, y por la caída de volúmenes de gas procedente de Rusia está obligada a comprar gas caro para poder atender estos contratos.

El Parlamento alemán aprobó hoy varias enmiendas para facilitar posibles ayudas federales a empresas energéticas en dificultades.

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