Uno por uno, los parques de nieve para disfrutar del esquí y el snowboard en nuestro país
Durante la temporada de esquí en Argentina la brújula de los turistas locales y extranjeros que deciden disfrutar de vacaciones fija su rumbo hacia la Cordillera con un objetivo claro: gozar de la nieve y todas las actividades que la magia blanca trae consigo.
El entusiasmo por hundirse hasta las rodillas en los bosques nevados o bien la expectativa por contemplar una panorámica de los pálidos picos no es lo único que motoriza el éxodo turístico. Se suma al senderismo, al trekking y a los paseos por los gélidos lagos el deporte extremo de estación, que se impone con fuerza hace ya varios años. Entonces: ¿Cuáles son los centros de snowboard y esquí de la Argentina?
Aquí, de norte a sur, de Mendoza a Tierra del Fuego, una guía de los centros de esquí cordilleranos, haciendo hincapié especialmente en los menos conocidos o los que crecieron a pulmón por el impulso de los lugareños.
Mapa: Suyai Serrano
Mendoza
Los Puquios
Mendoza, la única provincia con centros de esquí fuera de la Patagonia, tiene una joya poco conocida: Los Puquios, una buena opción para quienes se inician en el deporte debido a la leve inclinación de las pistas. Son seis hectáreas a 180 kilómetros de la ciudad capital, sobre la Ruta 7, a pocos kilómetros del parque Aconcagua y el Paso internacional Cristo Redentor.
Ubicado a una altitud promedio de 2.700 metros ofrece una inclusión tal que es considerado uno de los mejores centros-escuela y para principiantes del país, enmarcado en cinco pistas de dificultad leve y dos intermedias para esquiadores experimentados. Sus medios de elevación son mecánicos: con dos telesquíes y dos pomas de arrastre de rueda horizontal.
El nombre del complejo no es casual, tiene una fuerte ligazón con su historia y las lenguas indígenas. En aymara, la palabra “Puquio” significa “acequia o sistema de conducción de agua”, mientras que la traducción del quechua hace referencia a “vertiente de agua pura y cristalina”.
Y es que cuando en 1982 el andinista, exoficial e integrante de la patrulla de rescate de la policía San Luis Alberto Parra Massarutti adquirió ese terreno mediante una donación del gobierno de Mendoza, no dudó en bautizarlo de esa forma por la cercanía a un manantial que hoy «no es una atracción del parque por su dificultad para llegar hacia él», comentó a Télam Guillermo Caggiatti, uno de los responsables del lugar.
Actualmente y de forma ininterrumpida desde su creación, el predio, que mira hacia el cementerio de los andinistas -donde descansan los restos de aquellos que fallecieron intentando hacer cima en el Aconcagua- es utilizado como base operativa para trekkings y excursiones, ofreciendo a los montañistas la preparación adecuada de carga de equipamiento y camping. Durante la temporada de invierno retoma las actividades como centro de esquí.
Además, Caggiatti contó que en esta temporada, el centro abrió el 17 de junio «dependiendo de situación climática», de forma parcial. «Van a estar habilitadas las pistas de trineo, las de esquí y snowboard por el momento no», anticipó.
Alberto Parra Massarutti, su fundador
«Rudy» Parra, es un amplio conocedor del Monte Aconcagua, uno de los colosos que logró conquistar hasta la cima varias veces. Ejerció la jefatura de numerosas expediciones deportivas y de rescate y superó más de cien cumbres entre 3 mil y 6 mil metros de altura. Instructor militar de andinismo y experto esquiador fue distinguido por su destacada trayectoria deportiva y ejemplar conducta ciudadana.
Los Penitentes
A 180 kilómetros de Mendoza capital, el centro de esquí Los Penitentes también asoma en las cercanías de Chile.
Con sus 300 hectáreas de terreno homolagadas por la Federación Argentina de Ski y Andinismo y la Federación Internacional de Ski, cuenta con más de 20 pistas que incluyen diferentes dificultades. El camino para llegar está totalmente asfaltado y por su fácil acceso es una de las bases que utilizan los experimentados previo a encarar las travesías para hacer cumbre en «el coloso de América».
Fundado en 1979, actualmente cuenta con más de 1.900 plazas hoteleras para recibir el éxodo turístico que concurre hacia allí en invierno.
Las Leñas
Este centro de esquí -a 80 kilómetros de Malargüe, el aeropuerto más cercano- abrió sus puertas al público en 1983, pero su historia hizo eco mucho años antes, en 1890, cuando el botánico Strombell llegó a esas tierras y descubrío en el valle que está enclavado al pie del monte Torrecillas un arbusto cuyo nombre iba a quedar inmortalizado.
«Coli Mamul» en mapuche significa «Leña Amarilla», y fue desde entonces que el lugar pasó a llamarse «Andesmia Pinifolia», que en mapuche significa «Valle de Las Leñas Amarillas».
Los expertos insistían en que era una zona muy particular para desarrollar deportes de invierno por la escaza cantidad de lluvias durante el año. El turismo se fue acercando y las opciones que brindaba el lugar se fueron quedando cortas. Fue entonces cuando, en 1983, Ernesto Lowenstein -también creador de la marca de medallones de carne «Paty»- entendió que había mucha demanda y poca oferta.
A raíz de eso, mediante una asociación con un grupo de inversores franceses que se hicieron cargo del 25% del total, adquirió el terreno de 228 mil hectáreas que era propiedad privada y que hasta entonces pertenecía a la multinacional Bunge y Born.
Actualmente, con una base a una altura de 2.240 metros sobre el nivel del mar (msnm) y su cumbre a 3.430 msnm, cuenta con 29 pistas, 14 medios de elevación y unas 230 hectáras de terreno esquiable.
También es la única pista en Sudamérica en ofrecer «esquí nocturno» y permite desarrollar la actividad de junio a septiembre por la gran cantidad de nieve en sus pistas.
Neuquén
Cerro Bayo
El Cerro Bayo -una de las perlas de Villa La Angostura por las inmejorables vistas del lago Nahuel Huapi desde su cima, a 1.782 metros de altura- sedujo a un aventurero con su moto, el belga Jean-Pierre Raemdonck van Megrode, quien había llegado de su país natal con la intención de fundar un centro de esquí.
Motorizado por su amigo de la secundaria Jean Groverman, que vivía en La Angostura con su mujer, en 1961 este viajero y aventurero arribó a estas tierras para visitarlos luego de una gira por todo América, que había iniciado en Estados Unidos.
Sus conocidos habían comprado un pequeño terreno con vistas al lago Nahuel Huapi donde sólo había un surtidor de nafta y mucho por hacer. El imponente paisaje no demoró en enamorar a la joven pareja y desde ese vínculo, mediante fotos y anécdotas sedujeron a Raemdonck van Megrode, que regresó a Bélgica y dos meses después volvió a suelo patagónico con una decisión tomada.
Cuando se radicó en Argentina, La Angostura apenas contaba con 500 habitantes, número que crecía en temporada alta, una foto que no resiste mirada anacrónica alguna: la Secretaría de Turismo informó que en febrero de este 2022 hubo un 93% de las 6 mil plazas hoteleras ocupadas, un panorama especialmente diferente al que encontró el belga.
El espíritu curioso de Raemdonck van Megrode lo llevó a buscar alternativas para divertirse. Inspirado por el clima y su geografía, visualizó junto a su hermano la posibilidad de abrir un centro de esquí para los lugareños en unas parcelas que años después se convertirían en el centro de esquí con una de las mejores vistas del continente.
La tarea no fue fácil. Jean-Pierre y Michele, que venían de vender wafles en Bariloche como primer emprendimiento, planificaron el proyecto con total desconcierto sobre el origen de esas tierras. Lograron dar con su dueño, un abogado que las había recibido como parte de pago de un cliente y que hasta el momento no pretendía deshacerse de ellas.
De las 600 hectáreas, el belga supo negociar 60, un terreno que mediante el aporte de más vecinos agrupados -150 en total- dieron vida a una asociación civil responsable de la inversión para comenzar a dar los primeros pasos del proyecto.
Los primeros desmontes y marcaciones para señalizar las pistas abrieron el camino a inversiones más fuertes orientadas a los medios de elevación, que durante sus inicios supieron improvisar con un ingenioso «armatoste» compuesto por una rueda de camioneta, un motor monocilíndrico, un cable de 6 mm de espesor y ganchos para colgar a los esquiadores.
Pasaron los meses y la repercusión del centro de actividades aumentó, los vecinos dejaron de ir hacia Chile para disfrutar de los deportes de estación y robustecieron el turismo local.
Actualmente, el Cerro Bayo cuenta con 24 pistas con cuatro niveles de dificultad, cuatro Itinerarios fuera de pista, 16 medios de
elevación y dos telecabinas séxtuples: Jean Pierre -en honor al pionero belga- y Cumbre.
Jean-Pierre, el primer motociclista que hizo trial en Argentina
El belga no sólo se apasionó con la nieve y sus deportes. Su pasión para detectar nuevas aventuras lo llevó a combinar sus dos pasiones: motos y montaña. Es que Jean-Pierre Raemdonck van Megrode introdujo el trial en Argentina, un deporte que se práctica en motos todo terreno de 250 cc de cilindrada que, más que circular, trepan la montaña.
Caviahue
La combinación de frío bajo cero y calor en un mismo lugar tiene de contradictorio lo mismo que de tentador, y el centro de esquí Caviahue, en Neuquén, cumple con esa fantasía. Es que más allá de las actividades habituales de un parque de nieve, este lugar cuenta con un agregado: las aguas termales de Copahue, con reconocidas propiedades curativas y estéticas.
Esta región de valores curativos conformada por Caviahue y Copahue -un municipio incluye ambos distritos- es famosas por estos espejos de agua que ya eran aprovechados por los indios pehuenches antes del año 1870, quienes al toparse con estas emanaciones del subsuelo, pese a su olor azufrado, no se privaban de los baños. Pero antes hacían una ofrenda a Aun-Co, quien hasta ese momento era el dueño de esas tierras. Por si fuera poco se suma a la magia del lugar la custodia del volcán Copahue -con últimas erupciones entre 2012 y 2016-.
Rodeado de legendarios árboles araucanos –entre los más antiguos del mundo-, Caviahue (o «lugar de fiesta» en la lengua mapuche) se construyó en la década del 70 y actualmente posee una capacidad para más de 2 mil tratamientos curativos diarios en sus termas.
Además, cuenta con 22 pistas de esquí y 12 mecanismos de elevación para transportar más de siete mil pasajeros por hora. El acceso a este complejo, a 1.647 msnm, está por completo asfaltado desde la capital neuquina, a unos 220 kilómetros.
Batea Mahuida
Es el único centro de esquí en el país que fue creado y está administrado por mapuches. Este cerro, con una altura de 2 mil metros, se encuentra dentro de las tierras de la reserva indígena de la agrupación mapuche Puel, frente a la bellísima Villa Pehuenia, a 190 kilómetros de Neuquén capital.
Rodeado de lagos (como el Aluminé y el Moquehue), cuenta con medios más de 300 metros de medios de elevación. Su historia no escapa a la cultura de la comunidad mapuche Puel, donde, a partir de que el volcán Batea Mahuida se apagó y formó en su cráter una laguna, los pobladores históricos de estas tierras se establecieron a su alrededor.
«El cerro de la Batea», como indica su traducción, alardea el nacimiento del río Bío Bío en su cumbre y desde allí también se puede observar el volcán Icalma, también del lado chileno.
En Batea Mahuida se puede esquiar y hacer snowboard, pero no es lo único. Cercano al complejo, se halla un bosque fósil de pehuenes y grabados rupestres de interés arqueológico y cultural.
Primeros Pinos
A 50 kilómetros de Zapala y 230 de la ciudad de Neuquén, las suaves pendientes del parque Primeros Pinos están en un predio de seis hectáreas. Las tres pistas Cerro Quelli Mahuida, Primeros Pinos y del Bosque conforman el centro ideal para dar los primeros pasos en el esquí.
Posee medios de elevación de arrastre que pueden transportar hasta 750 personas por hora. En cuanto al alojamiento, además de la cercanía con Zapala, el parque también cuenta con una hostería dos estrellas con restaurante en la base del centro, a los pies del cerro Quelli Mahuida.
Las Pendientes
A 16 kilómetros de San Martín de los Andes, el complejo Las Pendientes completa el trio de pistas aptas para principiantes de la provincia.
Cuenta con dos pistas poco empinadas, una con mayor dificultad de 750 metros de largo y otra de 400 metros, ambas ideales para sentir un poco de adrenalina sin correr grandes riesgos. Las pistas estás conectadas con la base del cerro Chapelco a través de un bosque de lengas centenarios, el árbol representativo de los bosques andinos patagónicos.
Chapelco
A diferencia de la mayoría de los centros de esquí que comenzaron bajo la inquietud de los locales que practicaban el deporte, el desarrollo de este centro de esquí se fue gestando al calor de la demanda turística.
Hacia 1973, lo único relacionado con el deporte en San Martín de los Andes eran la Escuela Provincial de Esquí y la escuela del Club Lácar, que enseñaban a esquiar a los vecinos. Sin embargo, la presencia de profesionales austríacos fue la clave para comenzar a idear el proyecto que luego se convertiría en el complejo deportivo Chapelco.
El gobierno provincial se contactó con Guillermo Reynal, entonces titular de Austral Líneas Aéreas y Cielos del Sur, para desarrollar el centro invernal. Reynal era habitué de Zürs Arlebrg, una pista de Austría, y organizó un viaje a San Martín de los Andes con potenciales inversores ded para presumir su belleza.
Así es como llega Alfred Auer a Chapelco, un joven esquiador de 23 años, quien finalmente decidió radicarse en nuestro país.
Con el esquí en su máximo esplendor, Auer capacitó a quienes iban a ser futuros colegas. Unos 50 profesores austríacos se juntaron con tres argentinos y comenzaron a darle vida a Chapelco -«arbusto de agua»- que tiene su cumbre a 1.980 msnm, 28 pistas con diferentes dificultades (de los 20 a los 45 grados de inclinación) y 1.600 metros de superficie esquiable.
Río Negro
Cerro Catedral
Es el centro de esquí por excelencia de la Argentina y el más grande del Hemisferio sur.
Todo comenzó en 1936, cuando la entonces Dirección de Parques Nacionales y Turismo le encomendó a Hans Nöbl -un profesional austríaco que había definido el lugar como uno de «los mejores» para desarrollar la práctica de esquí- la tarea de estudiar la factibilidad y ubicación de un centro en Bariloche.
La primera opción que seleccionó Nöbl fue el cerro Dormilón, en Villa La Angostura, que lo cautivó por su poca vegetación y su imponente vista a los lagos y volcanes. Pero esta opción no fue viable porque había que cruzar o rodear el lago Nahuel Huapi y eso complicaba la logística.
Su pericia lo llevó a considerar que el Catedral era el cerro indicado. Sin embargo, opinó que habría que elevar su base a los 1.200 msnm para que de esa manera la nieva nunca falte en temporada de invierno. Las herramientas con las que contaban en ese momento no hicieron posible este deseo y hasta hoy continúa con su cota mínima de 1.030 msnm.
Hacia 1938 sólo tenía construídos los caminos -con ayuda del ejército nacional-, un cablecarril y un restaurante. Pasaron 17 años y se inauguró la primera aerosilla, llamada Lynch, por Antonio Lynch, impulsor del esquí en la región.
Actualmente Catedral cuenta con 32 medios de elevación, más de 120 kilómetros de pistas y caminos, 600 hectáres esquiables y una pendiente que varia entre una mínima de 3° hasta una máxima de 60°, lo que habilita una amplio margen para que principiantes y expertos disfruten del complejo.
Cerro Otto
Está ubicado a cinco kilómetros del centro de Bariloche y por su altura ofrece vistas panorámicas envidiables.
Para subir a la cima, que está a 1.405 msnm, primero es necesario desplazarse por un teleférico con 42 góndolas panorámicas para cuatro pasajeros cada una que lleva hasta la icónica confitería que gira 360°, única en el país. También se puede subir en vehículos adecuados ya que es un camino de montaña. Camino a la cumbre, de paso por la Estación inferior que está en la base, se contempla hacia el norte Bariloche y el lago Nahuel Huapi. Hacia el este, los cerros Leones y Villegas, y parte de la estepa patagónica. Al sur, el lago Gutiérrez y otros cerros cercanos, y hacia el oeste, el cerro Catedral, el lago Moreno y la cordillera de los Andes.
Allí hay tres parques de nieve: el Teleférico Cerro Otto, el Centro de Ski Nórdico y Piedras Blancas. Su nombre se debe al escalador y caminante de montaña Otto Meiling, que llegó a Bariloche en 1930. Junto a su colega Hans Hildebrant crearon la primera agencia de turismo en la zona, “Hildebrant & Meiling”, hasta que un día notó que el médico Juan Javier Neumeyer, a quién conocía por residir en la misma zona, estaba esquiando por las laderas de la montaña. De esa manera inició su aprendizaje y años más tarde se convirtió en instructor. Luego, con amigos, fundaron el Club Andino Bariloche, el 13 de agosto de 1931.
Finalmente, con su experiencia a cuestas, creó el refugio de montaña Berghof, modificado actualmente como escuela de esquí muy cerca de la cima del cerro, donde Otto vivió el resto de su vida. Murió en 1989, a los 87 años.
Cerro Perito Moreno
Otra opción para familias y principiantes en la provincia. El Cerro Perito Moreno se encuentra a 25 kilómetros del El Bolsón y es por elección de los turistas la segunda opción de los rionegrinos para derrapar en la nieve, después de Bariloche.
Pese a ser de un tamaño menor que el resto de los centros de la región, este predio a 2.216 msnm está preparado con medios de elevación adecuados y suma a la vista la presencia de bosques repletos de lengas y ñires, ejemplares típicos de la flora patagónica. Es uno de los más nuevos del país ya que se inauguró en el 2008.
Chubut
La Hoya
Con 30 pistas para todos los niveles, una cima a 1.950 msnm, su amplitud térmica que varia de los 4 grados bajo cero a lo 11 grados y 14 kilómetros de vías esquiables, La Hoya está a 12 kilómetros de Esquel. Inaugurado en 1974, el Centro de Actividades de Montaña es el segundo más antiguo de Argentina.
Su historia, sin embargo, comenzó unos años antes, en 1930, cuando los vecinos habían ubicado el lugar conocido como Pirrén Challá, que en idioma mapuche significa “Hondonada Nevada”.
Hacia los años 40, el Regimiento de Montaña Nº 21 de Esquel construyó refugios y senderos para sus actividades y eso permitió que una década después, luego de que el ejército cediera instalaciones, se creara el club Andino, un proyecto que en 1968 se encaminó y desembocó en el centro de esquí La Hoya.
Santa Cruz
Valdelen
¿Te imaginás esquiando en una antigua mina de carbón? En los confines de la provincia de Santa Cruz esto es posible. A cuatro kilómetros de Río Turbio, en la «Mina 1», donde funcionaba el primer socavón en los años ´40, está el centro de esquí Valdelén, a 850 metros de altura, empotrado en la sierra Dorotea y con una superficie esquiable de 100 hectáreas.
Su historia es particular: a fines del siglo XIX, las localidades de 28 de Noviembre y Río Turbio acaparaban las miradas de los entusiastas de la producción carbonífera. Todo comenzó cuando el inglés William Greenwood y el francés Francois Poivre recorrieron la zona. Ambos habían llegado desde Punta Arenas -Chile- y después de toparse con el río en su camino, Greenwood lo llamó “turbio” por las características de sus aguas.
Con el fin de reemplazar las importaciones de este mineral desde Inglaterra, en los años ´40 los primeros mineros que llegaron comenzaron a romper las rocas. Con las décadas, Río Turbio se fue convirtiendo en una ciudad a la par del crecimiento de Yacimientos Carboníferos Fiscales. Una ciudad con toda la infraestructura imaginable, incluido un centro de esquí: Valdelén, a apenas 4 kilómetros de Río Turbio y a 200 metros del límite con Chile, por el Paso Dorotea.
Valdelén o «Valle de Lengas», tras años de desinversión en la mina y el desinterés de las autoridades locales, se reinventó y con el turismo como alternativa, es uno de los centros preferidos del sur de la Patagonia. Además, cuenta con una pista totalmente iluminada, unas de las primeras de Sudamérica.
El complejo tiene una pista principal con una extensión de 500 metros que suele utilizarse de abril a setiembre. Las otras dos pistas, de 250 metros, son ideales para principiantes.
La Hoya del Chingue
El Calafate es sinónimo de glaciar, y merecido tiene ese valor por tener en sus tierras la majestuosidad del Perito Moreno. Sin embargo, no es el único atractivo.
A 11 kilómetros de la ciudad, camino al Parque Nacional Los Glaciares, el centro de esquí La Hoya Chingue -que se accede por la ruta provincial 15-, se diferencia del resto de los parques dado que presenta una escasa vegetación y más espacio para moverse por el predio
A lo largo de sus tres mil metros, dos pistas azules o de nivel intermedio, una roja o difícil y una pista negra, o de esquí extremo, son las opciones según el grado de destreza.
Con una vista privilegiada al Lago Argentino, desde la base hasta la cima hay un recorrido de 1280 metros y están conectados por un sistema de aerosillas de 75 plazas dobles.
Tierra del Fuego
Cerro Castor
Parafraseando a Goyeneche, esquiar en este lugar tiene ese…qué sé yo, ¿viste?. Es que, literalmente, en este complejo invernal vas a ser la persona que más al sur esté desarrollando esa actividad en todo el mundo, y eso lo hace especial.
El 9 de julio de 1999, luego de varios años de idas y vueltas propias de un proyecto de tamaña envergadura, Cerro Castor, a unos 30 kilómetros de Ushuaia, abrió sus puertas.
Como era de esperar cuando un proyecto recién empieza, los servicios no sobraban y el parque sólo contaba con tres telesillas, un teleski, quince pistas y un edificio en la ladera. Actualmente, cuenta con 34 pistas para todos los niveles y más de diez medios de elevación.
Con una altura de 1.057 msnm, es uno de los más buscados por los profesionales por la calidad de la nieve y su temperatura, que oscila entre los 5 y -5 grados. Por otra parte, al ser uno de los más australes del mundo, se puede esquiar hasta mediados de octubre.
Glaciar Martial
Es el centro de esquí de los habitantes de Ushuaia y formar parte de la postal de esa bellísima ciudad. Está a menos de 7 kilómetros del Canal de Beagle, a una altura de 385 metros.
Posee cinco pistas de diferentes dificultades y su nombre honra al capitán de La Romanche, Louis Ferdinand Martial, comandante de la expedición científica francesa de 1882-1883, que se acercó a la zona para observar el tránsito del planeta Venus en su órbita. Desde la cima del cerro Martial –a la que se puede acceder en telesilla o a pie- se goza de una vista única del Canal de Beagle.
Su cota máxima es de 520 msnm y las pistas cuentan con un desnivel de 190 metros de longitud. Tiene cinco pistas de esquí con variantes para todos los niveles: una fácil, 3 intermedias y una difícil.
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