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Un libro recorre la trayectoria artística y la vida de Thelma Biral

Telam SE

El historiador e investigador del cine argentino Mario Gallina es el autor de «Thelma Biral: historia de una actriz», un libro que recorre la trayectoria artística y vida de la intérprete, y que en poco más de 290 páginas ofrece un retrato humano, con variados testimonios, amplio despliegue de fotografías y, sobre todo, notablemente documentado.

Gallina reside en la ciudad de Miramar, donde nació, y tiene publicados «Carlos Hugo Christensen, historia de una pasión cinematográfica», «De Gardel a Norma Aleandro. Diccionario sobre figuras del cine argentino en el exterior», «Osvaldo Miranda. El comediante», «Querida Lolita. Retrato de Lolita Torres», «Estoy hecho de cine. Conversaciones de José Martínez Suárez», «Virginia Luque. La estrella de Buenos Aires» y «Los caminos de Alfredo Alcón», entre otros títulos, por los que recibió numerosos premios.

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«Thelma es dueña de muchas singularidades. Aunque argentina de nacimiento, se formó en la Escuela Municipal de Arte Dramático de Montevideo, donde se convirtió en alumna dilecta de la insigne Margarita Xirgu y, luego, en integrante de la Comedia Nacional Uruguaya», señaló Gallina en diálogo con Télam, para aclarar una confusión común sobre los orígenes de la actriz.

Y, agregó que «fue su maestra, justamente, quien la dirigió en su primer trabajo para la Argentina, al corporizar a la María de ‘Yerma’, de Federico García Lorca, junto a María Casares y Alfredo Alcón».

Gallina añadió que fue Alcón quien la eligió para ser primera actriz de su Compañía en «El pescador de sombras», de Jean Sarment y eso determinó que se radicara definitivamente en la Argentina.

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La popularidad de Biral creció al mismo tiempo por la TV y el cine.
Nené Cascallar, la mítica escritora a quien dedico un capítulo del libro, la erigió en heroína de inolvidables teleteatros que marcaron toda una etapa de la televisión. Y por Alberto Migré, fue Mariné Jara Guerrico en «Dos a quererse», con Claudio García Satur, uno de los grandes éxitos de la historia de Canal 13. También hizo cine dirigida por Fernando Ayala («Argentino hasta la muerte», «Triángulo de cuatro», «Desde el abismo»), Héctor Olivera («El muerto», «Los viernes de la eternidad») y Leopoldo Torre Nilsson («La mafia», «Los siete locos»).

Se dice que es la actriz más convocante del teatro argentino.
Contó con la conducción de los más encumbrados directores del panorama teatral argentino y uruguayo y, como afirma el empresario Carlos Rottemberg, a partir de 1970 pasó a ser la actriz más taquillera del teatro nacional.

«Coqueluche», de Roberto Romero, la afianzó como primera figura teatral y en este medio logró su más acabada dimensión histriónica: fue la valerosa Micaela Bastidas en «Túpac Amaru», de David Viñas, la mujer que se inventa otra vida en «El año que viene a la misma hora», de Bernard Slade; la mística y revulsiva Marield de «Las presidentas», una conmovedora «Doña Rosita la soltera», de García Lorca, conducida por Cecilio Madanes, y entre muchas otras, una de las inefables «Brujas», de Santiago Moncada, aún en cartel en el MultiTabarís.

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¿Trabajaste con testimonios y algún archivo personal? El texto habla de ella y de su carrera, y luego se desplaza a obras puntuales, a comentarios de colegas y periodistas, a referencias sobre películas y programas de TV…
Sí, el libro tiene un poco de todo eso, pero aclaro que no puedo realizar una labor de este tipo si la figura en cuestión no me inspira admiración y respeto. Caso contrario, lo viviría como una pérdida valiosa de mi tiempo. Me nutrí de mi propio archivo, de largas entrevistas que mantuve con Thelma y de testimonios de colegas y periodistas. Además, el libro se detiene y ahonda en otras personalidades artísticas que tuvieron significación en la carrera y en su vida: las citadas Xirgu y Cascallar y también García Lorca, Migré o Carlos Muñoz y Wagner Mautone, que trabajaron con ella en «las dos orillas».

¿Cuánto tiempo te llevó el libro?
Tuve la idea hace varios años y se fortaleció cuando entrevisté a Thelma para que me diera testimonio para «Los caminos de Alfredo Alcón», ya que trabajaron mucho juntos. Hacia 2018 comencé a desarrollar tímidamente los inicios de lo que podría llegar a ser, pero el 2020 fue determinante: como a todos, la pandemia me pegó fuerte y opté por poner la energía en este trabajo y aunque lo concluí a fines de 2021, el año anterior fue fundamental. Lo «grueso» del libro se gestó ahí.

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Como figura popular en la Argentina, ¿en qué lugar ubicás a Biral en términos históricos? ¿Sentís que es una referencia para otras intérpretes?
Sin dudas que es una figura referencial; su obra habla por ella. Por ejemplo, es la única intérprete argentina que «hizo temporada» en el interior del país. Ocurrió cuando representó «Coqueluche» durante 39 semanas continuadas en el teatro Olimpo, de Rosario, lo que llevó, durante todo ese tiempo, a mantener una marquesina instalada, como si la obra se estuviese representando en la porteña calle Corrientes. Un hecho que, como también señala Rottemberg en el libro, no tenía antecedentes ni volvió a repetirse.

Hay más: por «Las presidentas», por ejemplo, Thelma pasó a protagonizar una situación infrecuente al obtener por un mismo trabajo los cuatro premios más importantes del teatro argentino: María Guerrero, Florencio Sánchez, Trinidad Guevara y ACE. Ninguna otra actriz lo logró antes ni lo alcanzó después. En el caso de los actores, el feliz y curioso acontecimiento se repitió con Antonio Grimau y su protagónico de «Los invertidos».

Por el perfil que presentás de ella, da la sensación de que Thelma es una «guerrera» en su vida y su trabajo.
En la carrera de todo intérprete es inevitable toparse con éxitos y fracasos. Pero Thelma, como señaló (Rudyard) Kipling alguna vez, supo «tratar de igual forma a esos dos impostores». Su inteligencia emocional la salvó de sumergirse en «confusiones». En cuanto a la muerte de su marido «Titino» Pedemonti, fue un golpe muy duro. Él fue quien más creyó en ella y quien sustentó su carrera. Hay un capítulo donde se ahonda en su personalidad. La «guerrera» se refugió en el teatro y como siempre ocurrió en Thelma, ese lugar «sagrado» fue sanador.

¿Cómo ves a Thelma en su función de directora? Fue muy interesante su desempeño en «Príncipe azul», en 2018. ¿Pensás que en su madurez puede tener un camino más dinámico en ese rubro?
Sin duda; cabe esperar mucho de Thelma en ese rol. Como así también en la enseñanza actoral, tarea que ha retomado recientemente. Si a eso sumamos que «Brujas» continúa afianzándose en el MultiTabarís como el gran fenómeno teatral que se perfiló desde su estreno en 1991, vamos a concluir en que nuestra actriz está transitando un presente en plenitud.

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