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Reflexiones de la vida diaria: «Los mismos vicios de siempre»

Telam SE

Los mismos vicios de siempre

El que esté libre de vicios, que tire la primera piedra. A menos que su vicio sea tirar piedras. En ese caso, apunte para otro lado. Pero nunca digas “nunca”, nunca digas “de esta agua no he de beber” y tampoco nunca digas “siempre”, porque te podés meter en un lío del que no saldrás nunca.

Pero en este mundo hay para todos los gustos. Están los vicios “clásicos”, digamos, como el faso – en todas sus versiones -, el alcohol, la timba, la fafafa, la remarcación de precios… esos vicios que cuando uno los tiene, sabe que va a venir algún purista a romperte las purezas.

Y otros que no se sabe si son vicios, o si lo serán: fijate que siempre hay fuertes discusiones con la ley de despenalización de la tenencia de drogas. Pero… si aplican esa ley, la droga, ¿pasa de adicción a vicio? ¿Y qué pasa si la ley tiene algún vicio legal? Y si una ley está “viciada de nulidad”, ¿tiene que ir a rehabilitación? En ese caso, ¿no sería mejor estar fuera de la ley?

He ahí otro ejemplo: el vicio a estar fuera de la ley: el vicio de afanar, el vicio de contrabandear, el vicio de espiar, el vicio de especular, el vicio de negrear, el vicio de querer voltear “democráticamente” a gobiernos democráticos.

Como verán, hay vicios que no son fáciles de dejar. Y para eso existen las instituciones tipo “Viciosos Anónimos”, que surgen como ayuda. Un conocido mío intentó entrar a Viciosos Anónimos. No porque quisiera dejar el vicio, sino porque quería permanecer anónimo.

Es interesante observar que cuando uno tiene un vicio, la gente enseguida tiende a preguntarte “Por qué lo hacés?” “¿No te das cuenta de que te hace mal?” “¿Por qué no convidás?” Y no pasa con otras cosas. Nadie te pregunta “¿Por qué estás usando mayonesa?” “¿Te das cuenta que sos adicto a la mayonesa?” “¿Estás seguro que es mayonesa de “la buena”?”

Ojo: Hay vicios que son legales. Hay decenas de drogas legales como los tranquilizantes, los ansiolíticos y Netflix. Ni hablar del alcohol en todos sus formatos, que vienen con una leyenda tipo: “Beba con moderación”. ¿Y si uno no conoce a ninguna persona llamada Moderación para invitarla? Además, es difícil, porque, ¿cuántos vasos son moderación? Un moderador de un evento, ¿puede tomar alcohol?

También están los vicios modernos, producto de la tecnología: Chequear el correo electrónico cada 15 segundos, aunque tengas tan pocos conocidos que ni recibís spam, mandar doscientos mensajes de Whatsapp, cuando sería mucho más rápido llamar, chequear los likes de Instagram o Twitter o ver cuánta plata perdiste desde que invertiste en Bitcoins.

Y vicios que parecen inocuos, como googlearte a vos mismo, para ver si aparecés en internet. O mucho peor: googlearte cada media hora, para ver si de repente te volviste conocido, o si  pasó algo interesante en tu vida.

Más vicios legales: la acumulación de cosas, particularmente libros, CDs o tuppers. O la acumulación de niños, perros o gatos.

Mucha gente tenía vicios gastronómicos, como ese vicio de comer todos los días, pero los viciosos de los remarcadores y especuladores terminaron con esos vicios. Ni qué decir del vicio del sushi: ahora, con el salmón rosado a precios imposibles, hay muchos que están usando salmón blanco y pintándolo de rosado. Es más: hay algunas casas de sushi que están pintando directamente el salmón sobre el arroz.

Más vicios cien por ciento legales: la cafeína, las bebidas energizantes, chupar una raíz de jengibre, y todo para manerte bien despierto para poder dedicarte tranquilo – ponele – a tus vicios.

Los dulces y el chocolate… eso también es un vicio. Yo puedo comer hasta un guiso de mondongo con chocolate. No es muy rico, pero que lo puedo comer, puedo.

Según muchos estudiosos, el sexo puede convertirse en un vicio. No aclaran si lo que se convierte en vicio es mucha actividad sexual, o todo lo contrario.

Pero se ve que no están bien vistos los vicios, porque el diccionario de sinónimos da estos: defecto, imperfección, tacha, falta, debilidad, adicción, mal hábito… ¡pucha! ¡Si parece que hasta buscar sinónimos es un vicio! Y no es que me quiera quejar de vicio, pero si todo lo que te gusta o te hace sentir bien puede convertirse en vicio, al final hay que darle un poco la razón al gran Antonio Machado, que decía: “la carencia de vicios añade muy poco a la virtud”.

Y mejor dejo este tema acá, porque me envicio y no puedo parar. No puedo parar. No puedo parar. No puedo parar…

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