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«Más bello que la muerte»: el encuentro y la belleza de lo efímero ante el final

Sonia Novello una de las figuras centrales de la puesta en Balvanera Foto Vctor Carreira
Sonia Novello una de las figuras centrales de la puesta en Balvanera / Foto: Víctor Carreira

Sonia Novello es la autora y coprotagonista de «Más bello que la muerte», obra teatral que bajo dirección de Claudia Mac Auliffe indaga cuestiones referidas al modo de transitar ciertos finales, la soledad y las estrategias afectivas y que reafirma los vínculos con la biodiversidad y la naturaleza sobre otras prisas más urbanas o industrializadas.

«Siento que los actores reescriben a sus personajes desde su cuerpos y sensibilidad. Esto es lo maravilloso del teatro.»Sonia Novello

La obra, que se puede ver en el Teatro Anfitrión los domingos a las 18 y donde Novello comparte cartel con Osqui Ferrero y Alejandro Vizzotti cuenta la historia de Axel y Arminda, un matrimonio sin hijos ante quienes irrumpe James, un adolescente con una singular sabiduría que empieza a relacionarse con el matrimonio estableciendo un particular vínculo con cada uno de ellos bajo la vital presencia de un frondoso jardín.

Télam: ¿Qué imágenes dispararon «Más bello que la muerte»?

Sonia Novello: La casa de mi infancia, que sigo visitando, tiene un parque con árboles añosos, frondosos y es bastante agreste en general; allí conviven árboles viejos con otros muy jóvenes, flores de un solo día, todo tipo de plantas y mis perros, distintos tipos de pájaros que se ven o algunos solo se oyen. El asombro, el embelesamiento que me produce una y otra vez toda esa belleza, que se podría decir que se renueva constantemente, el acto de contemplar… todo eso que me conecta fuertemente con la vida y a la vez con la muerte, es muy potente. La naturaleza también me conecta con la pérdida, con todo lo que se muere, con todos los «no» que puede tener la vida.

T: La obra atraviesa tópicos fuertes como la muerte y la soledad pero parece haber una intención manifiesta de tratarlos sin «dramatismos», poniendo en juego perspectivas y estrategias e incorporándolos a ciertos ciclos «naturales».

SN: Tiene que ver con lo anterior, todo ese universo, la naturaleza abrumadora me hace pensar en lo vital, en la belleza y la belleza siempre es efímera, siempre se escapa, como la poesía, que es inasible en un punto. Las palabras nunca alcanzan, las metáforas abren sentidos y estos se escapan, pero cuando aparecen nos emocionan, nos capturan como la belleza de una flor o descubrir un pajarito, un insecto y eso al ratito puede ser que ya no esté, que cambie aunque sea por la luz del sol que también nos hace ver y sentir el mismo paisaje diferente con el correr de las horas. Y en esa muerte o en esa pérdida constante yo veo belleza, porque nos tocó y se fue.

Las palabras nunca alcanzan las metforas abren sentidos y estos se escapan pero cuando aparecen nos emocionan Foto Vctor Carreira
«Las palabras nunca alcanzan, las metáforas abren sentidos y estos se escapan, pero cuando aparecen nos emocionan» / Foto: Víctor Carreira

También me parece que estas emociones, estos hallazgos es más probable que aparezcan en la soledad y eso nos lleva a un presente muy poderoso. La conciencia de finitud, creo que no hay nada más fuerte que nos conecte con el presente. No es nostalgia por el pasado, ni pensar en el futuro. Es puro presente, conciencia muy fuerte de «aquí y ahora».

T: ¿Cómo fue el proceso de llevar como actriz un texto propio al escenario?

SN: En escena se impone la síntesis, aparecen más recursos, los cuerpos van a narrar con su peso, su impronta y el texto escrito se va a poner en valor desde otro lugar. Y eso lo hace más genial al texto, y a la vez lo va a superar. Hay algo que muere del texto, nace una obra; la escritura es una experiencia solitaria y la obra es colectiva: la obra pertenece al grupo, existe porque tiene una puesta, sino no existiría como tal.

En esto por supuesto hubo una comunicación constante y de mucha confianza con la directora Claudia Mac Auliffe con quien hasta ahora siempre habíamos trabajado las dos como actrices. Llevar la obra al escenario es, también, un ejercicio importante de bajar un cambio y un aprendizaje enorme de que «lo que importa es la obra», no el texto, valorar más lo tangible que lo retórico; es otra instancia, es otra totalidad, donde como te decía una ya no está sola.

Novello es autora de la pieza en la que interpreta a Arminda Foto Vctor Carreira
Novello es autora de la pieza en la que interpreta a Arminda / Foto: Víctor Carreira

T: ¿Y qué novedad aportaron al texto los actores?

SN: Yo siento que los actores reescriben a sus personajes desde sus cuerpos y sensibilidad. Esto es lo maravilloso del teatro. Otros cuerpos con el mismo texto narrarían otra cosa y así; aunque el texto sea exactamente el mismo lo respiran diferente, resuena en ellos diferente y eso me hace a mí como escucharlos por primera vez, como que no salieron de mí esas palabras, como que vienen hacia mí cada vez que los escucho y las descubro cada vez y aparecen sentidos nuevos.

T: Ese joven parece un paraíso para esa pareja mayor, ella pareciera anhelar una maternidad frustrada o pérdida y el hombre también algún tipo de vínculo más fuerte ¿cómo ves esa relación de ellos dos con el joven y también quiénes son ellos para él?

S.N.: Antes hablaba de la belleza de lo efímero, de la poesía…bueno este adolescente sintetiza todo eso; este matrimonio al estar tan en contacto con la naturaleza, tiene el tiempo para contemplar y descubrir belleza. Un adolescente es presente puro, siempre, casi por definición diría, y está este contraste con el matrimonio mayor y sin hijos que por supuesto les moviliza en ese sentido, cualquier joven podría ser el hijo que no tuvieron: una oportunidad más de sentir ternura, de admirar belleza. Y para James, claro, es inevitable también conectar con Arminda en ese rol de madre que él perdió, que casi no disfrutó, en cambio hacia Axel, James experimenta un lugar quizás de más protección.

«Mas bello que la muerte» se puede ver todos los domingos a las 18 en Teatro Anfitrión, Venezuela 3340. Tiene dramaturgia de Sonia Novello, dirección de Claudia Mac Auliffe, actuaciones de Novello, Osqui Ferrero y Alejandro Vizzotti; asistencia de dirección de Marco Riccobene; diseño de escenografía y vestuario de Gabriella Gerdelics; luces de Mariano Dobrysz; asesoramiento de diseño sonoro de Zypce; asesoramiento de movimientos de Debora Zanolli, y producción de la Compañía De Carencia Virtú.

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