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Mario Frías homenajea a Adrián Blanco con «Pesadilla o el hombre que fue Jueves»

Pesadilla o el hombre que fue Jueves
«Pesadilla o el hombre que fue Jueves».

Mario Frías acompaña como adaptador y director, y a modo de homenaje, al recordado Adrián Blanco -fallecido tempranamente en mayo de 2021- en el proyecto de montar «Pesadilla o el hombre que fue Jueves», sobre la novela del escritor católico británico G. K. Chesterton, que se ve los miércoles en la sala porteña Hasta Trilce.

«La propuesta de hacer esta obra me la hizo Adrián. Me parece (y acá aventuro una posibilidad) que él vio el potencial que tenía la novela en todos los aspectos, la posibilidad que nos daba de hablar de cosas muy interesantes, además de no centrarnos en el tema religioso y en el pensamiento anarquista que expresa el protagonista», expresó Frías en diálogo con Télam.

El director de la puesta que los miércoles, a las 20.30, puede verse en el teatro sito en Maza 171, advierte que «en cambio apuntamos al pensamiento feminista que expresa la protagonista Emma Gregory».

Las funciones de «Pesadilla o el hombre que fue Jueves» funcionan como tributo a Blanco, actor, adaptador y director teatral, especialista en la obra de Witold Gombrowicz, muerto en mayo de 2021 a los 64 años.

«Con Adrián terminamos completamente el texto (nos llevó nueve meses de trabajo en plena pandemia y por Zoom), lo registramos como corresponde a nombre de los dos y charlamos mucho las escenas. Cuando iban a comenzar los ensayos, en febrero del año pasado, ya Adri estaba muy mal y en principio los postergamos hasta que se recuperara», recordó Frías.
 

«Creo que 20 años de trabajar con Blanquito me dieron la suficiente capacidad para pensar y ver el teatro de manera parecida a él y ahí estaba mi desafío personal, el más importante de todos: no traicionarlo teatralmente hablando, hacer un producto como las obras de él, que podían o no gustar, pero en las que se veía un laburo impresionante de dirección y puesta en escena.Mario Frías

  En esa evocación, confesó: «Cuando Blanco murió pasé primero por una etapa de mucha angustia y tristeza, pensando en largar todo y dejar el teatro. Al tiempo me volvieron las ganas de hacer la obra como un homenaje (porque en nuestras charlas últimas le había prometido que la obra se iba a hacer sí o sí), y me puse a buscar un director que la dirigiera, cosa que no conseguí».

«Ante la insistencia de los cuatro actores que estaban definidos a que lo hiciera yo, reflexioné mucho, me despedí de actuar y en nombre de Blanquito -añadió- me puse el proyecto al hombro. Una mezcla de sensaciones me inundó la cabeza pero me mandé con todo lo que tenía. Entonces decidí completar el elenco pero ahora la condición era que tenían que ser actores/actrices que hubieran trabajado con Adrián y conmigo».

En esta versión actúan Ramiro Agüero, Javier Araya, Gastón Biagioni, Yamila Gallione, Pablo Goldberg, Ariel Haal, Eva Matarazzo, Lola Montiel y Gabriela Ramos, vestuario de Milena Amado, escenografía de Javier Araya, esgrima de Osvaldo Bermúdez, luces de Sergio Iriarte, diseño sonoro y música original de Carlos Ledrag, asistencia de dirección de Natalia Muñoz Schoeffer y producción de Adriana Pizzino.

La obra, que tiene su humor y su misterio, trata sobre la infiltración de un policía de Scotland Yard en una organización anarquista de principios del siglo XX, las confusiones de identidad que se producen entre los personajes, el juego entre la verdad y la mentira y resalta el papel de la mujer en la sociedad de su tiempo, con luchas de género que persisten hasta hoy.

Télam: El foco puesto en las luchas de género explica el tono feminista del comienzo de la obra…

Mario Frías: La obra tiene dos o tres historias que se van entremezclando: la central de los policías encubiertos para atrapar a Domingo, el líder anarquista; la de Emma, que a mi entender es una historia de amor y termina siendo lo único real de todo lo que vemos; y la historia del anarquista real, que hace un contrapunto con los policías. El personaje es un homenaje a Emma Goldman, una feminista de principio del siglo XX y una avanzada en todo sentido a su época, desde lo sexual y desde su lucha incansable por la igualdad. Muchas veces fue encarcelada por expresar lo que sentía y en lo que creía, estaba a favor del aborto y en contra del matrimonio; un personaje con una actualidad increíble, más de 100 años después.

T: ¿Cómo fue el traslado de la novela al teatro?

MF: El texto lo terminamos completo. Cuando hice la puesta tuve que recortar algunas partes porque le quitaban dinámica a la obra y la hacían demasiado larga. Con Adrián charlamos mucho las escenas en los nueve meses que nos llevó la adaptación.

T: ¿Cómo influyó en vos su visión del teatro y cómo realizarlo?

MF: Creo que 20 años de trabajar con Blanquito me dieron la suficiente capacidad para pensar y ver el teatro de manera parecida a él y ahí estaba mi desafío personal, el más importante de todos: no traicionarlo teatralmente hablando, hacer un producto como las obras de él, que podían o no gustar, pero en las que se veía un laburo impresionante de dirección y puesta en escena.

T: ¿Creés que la obra montada en el escenario es la que habían acordado?

MF: Es que acordado, no habíamos acordado nada porque siempre fui muy respetuoso del trabajo del director y como actor siempre me entregué y confié por completo en sus indicaciones. Ahora veo reflejado en escena el espíritu de lo que habíamos charlado; creo que sí está y esto no lo supe hasta que vieron el espectáculo otros actores que conocieron muy bien a Adrián y con lágrimas en los ojos me felicitaron porque habían sentido a Adrián muy presente.

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