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La religión como suceso social barrial en «El pueblo de Dios»

Telam SE


«El pueblo de Dios», documental de Victoria Ferrari y Sebastián Rodriguez Franco, se estrena este jueves en salas con un relato que retrata la convivencia de diferentes religiones y creencias en un barrio.

«Nos dimos cuenta -explica la realizadora a Télam- que la religión impregnaba la vida del barrio Villa Rosa, en el partido de Pilar, siendo un fenómeno mucho más rico para retratar, ya que se podía percibir relaciones de convivencia, pero también de tensión, entre los devotos del Gauchito Gil, los católicos y los evangelistas».

Ferrari y Rodríguez Franco viajaron en 2016 a Corrientes para asistir a la celebración que se realiza en la ciudad de Mercedes todos los 8 de enero. Y a su regreso a Buenos Aires, continuaron visitando santuarios como una motivación para hacer la película.

«Identificar los acuerdos y desacuerdos, las disputas por acrecentar fieles y por la ocupación del espacio público, terminó siendo el objetivo de nuestro trabajo», dijo la directora, que debutó en cine con «Ser Luthier», un documental que retrata el oficio de la luthería en nuestro país y que fue estrenado en 2018.

Es un relato que retrata la convivencia de diferentes religiones y creencias en un barrio
Es un relato que retrata la convivencia de diferentes religiones y creencias en un barrio.

La actual película, en tanto, se apoya en un registro observacional y en entrevistas, realizadas durante los cinco años que visitaron Villa Rosa.

«La película nos cambió la percepción acerca de cómo las adscripciones a determinados cultos no son rígidas cómo pensábamos, sino que las fronteras son porosas y los contactos más estrechos de lo que se puede imaginar», comentó Ferrari.

Sin embargo, la directora reconoció que la religión y las instituciones que las sustentan, al menos en el campo donde realizó la investigación, rompen las paredes de lo netamente espiritual para adentrarse en lo material, brindando la contención que con la que muchas veces el Estado no puede cumplir.

«En este tiempo -ahondó-, nos dimos cuenta de la importancia de la fe y los lugares donde se la profesa cómo espacios en donde se satisfacen necesidades espirituales, pero también materiales. En Villa Rosa muchas carencias son abordadas por las comunidades religiosas que muchas veces funcionan como una rueda de auxilio del Estado, siendo su existencia fundamental para el barrio».

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