La historia de los refranes: «Genio y figura hasta la sepultura»
Genio y figura hasta la sepultura
Este dicho del refranero español se usa para evidenciar esas características de las personas que no cambian con el paso del tiempo; el genio asociado al carácter, la figura a la apariencia.
Porque la cosa es así: por más que nos lo propongamos una y mil veces las personas no vamos a cambiar nunca, en lo esencial, claro. “El talante individual, sea el que fuere, se mantiene inalterable desde el primer llanto hasta el último suspiro”, asegura el Centro Experimental Cervantino…
¡Sí, sí! Y lo corrobora el Diccionario de Autoridades cuando explica el refrán solo diciendo: no es fácil mudar de genio. María Moliner, en su Diccionario de 1998, resalta que en la frase “se pondera lo original e invariable de la forma de ser o actuar de una persona”.
Punto… pero no final… Porque los seres humanos somos una contradicción viviente… ¡Y, porque quedamos muuuy a la vista, en todo lo que hacemos y decimos, en cómo lo hacemos y decimos, en qué nos hacemos creer!
Aparte de que se puede tener genio y se puede tener mal genio, cuando pretendemos cambiar algo para… lo que fuera, más tarde o más temprano se nos ven las hilachas… ¡Las hilachas de los genes!…
Y el refrán y sus variantes según los idiomas: “Xenio e figura, ata a sepultura; dicen los gallegos; “Antz-azturak hobiraino”, “El aspecto y las costumbres hasta la tumba”, dicen en euskera; “The leopard cannot change his spots”, “El leopardo no puede cambiar sus manchas”, dicen en inglés; “Chassez le naturel, il revient au galop”, “Expulsad lo natural y volverá a galope”, dicen los franceses; e incluso la antiquísima expresión en latín “Quod iuvenis suescit, senex dimittere nescit”, “A lo que el joven se acostumbra, el viejo no sabe renunciar”… Todas variantes de lo mismo
Lo que nadie pone en tela de discusión es la última palabra del refrán… Es que con la sepultura no se jode…