El G7 y la OTAN celebran cumbres dominadas por la guerra en Ucrania
Líderes internacionales se reunirán a partir de este domingo en Alemania para una cumbre del G7 que estará dominada por la guerra en Ucrania, desde la búsqueda de unidad para condenar la invasión rusa hasta la cooperación para mitigar la crisis alimentaria, en una agenda que se replicará, pero ya con un foco estrictamente militar, en el encuentro que la OTAN realizará en Madrid a partir del próximo miércoles.
La primera de las citas tendrá lugar del 26 al 28 en el complejo Schloss Elmau, un caserón de cuatro pisos ubicado en medio de los Alpes bávaros, que en 2015 ya fue sede de la cumbre de las siete naciones más industrializadas del mundo (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido).
Argentina, que ejerce la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), fue invitada a participar junto a India, Indonesia, Sudáfrica y Senegal (al frente además de la Unión Africana), mientras que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, hará una intervención virtual tanto en esta cumbre como en la de la OTAN.
La guerra en Ucrania será el tema central. Se prevé una condena a la invasión del Kremlin, pero también se analizarán los efectos de un conflicto que a las principales economías golpea principalmente con un aumento de los precios del combustible y los índices de inflación, y en las naciones con menos recursos amenaza con agravar la crisis alimentaria.
Esta semana, un funcionario de la Casa Blanca anticipó a la prensa que también se debatirán «un conjunto concreto de propuestas para aumentar la presión sobre Rusia».
«Se buscará coordinar las sanciones ya anunciadas por separado, pensando cómo se pueden mejorar, y qué nuevas medidas se pueden pensar», explicó a Télam Monika Sus, integrante del Centro de Seguridad Internacional de la Hertie School en Berlín.
«Otro tema de discusión será el veto sobre las importaciones de petróleo y gas ruso. Está bastante clara la posición del Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Europea (UE), pero hay mucha necesidad de debatir sobre esto con India, por ejemplo, que aumentó sus importaciones de fuentes de energía de Rusia, que luego refina y vende a Europa», añadió.
El jefe del gobierno alemán, el canciller Olaf Scholz, adelantó que planteará la creación de una especie de «plan Marshall para la reconstrucción» de Ucrania, en referencia a la histórica iniciativa estadounidense de entregar fondos a los países de Europa occidental tras la Segunda Guerra Mundial.
«Por supuesto, esta especie de plan Marshall es para la posguerra, pero puedo imaginar que parte del dinero llegará a Ucrania durante la guerra para mantener el país en condiciones sostenibles en términos de administración y otras funciones», manifestó Sus, profesora además en el Instituto de Estudios Políticos de la Academia de Ciencias de Polonia.
Aunque Ucrania dominará los debates multilaterales y los encuentros bilaterales, la guerra no debe llevar «a que como G7 se descuide la responsabilidad ante desafíos globales como la crisis climática y la pandemia», según dijo Scholz, previendo que estos temas también formarán parte de la agenda.
Cumbre de la OTAN
Al finalizar la cita en Alemania, gran parte de los líderes se trasladarán a Madrid para participar de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN que tendrá lugar el 29 y 30 junio.
Uno de los puntos salientes de la cita girará alrededor de la forma en que la alianza puede seguir apoyando militarmente a Ucrania, especialmente mediante el envío de armamento para frenar los progresos rusos en la región del Donbass, en el este ucraniano.
A mediano plazo, la cumbre servirá para establecer un nuevo «concepto estratégico», un documento central en el que la OTAN redefine sus lineamientos ante cambios de seguridad global, que será actualizado por primera vez desde 2010 ante la invasión rusa y la influencia de China, tanto en el Indo-Pacífico como a nivel global.
Por esta última razón es que los líderes de Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda fueron invitados a participar de la cumbre en Madrid pese a no pertenecer a la OTAN.
Además, en la capital española se estudiarán los pedidos de Finlandia y Suecia para sumarse a la organización, una expansión que enfrenta las resistencias de Turquía, que ya amenazó en varias ocasiones con impedir la unanimidad que se requiere para formalizar estos ingresos.
Turquía exige a los países nórdicos que retiren el apoyo al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), calificado como «terrorista» por Ankara y sus aliados occidentales, y las restricciones sobre la venta de armas que impusieron tras la ofensiva turca de 2019 sobre las milicias kurdas YPG en el norte de Siria.
Hasta el momento no hay señales que las negociaciones para torcer la postura turca hayan llegado a buen puerto e incluso el portavoz del presidente Recep Tayyip Erdogan indicó que la cumbre en Madrid no significa una «fecha límite» para decidir sobre las solicitudes de ingreso de Suecia y Finlandia.
La OTAN también analizará la forma de reforzar militarmente su flanco oriental que llega hasta las fronteras con Ucrania, un pedido que ya realizaron nueve países de Europa central y del este.
Los miembros de la alianza atlántica ven con especial preocupación el incremento de las hostilidades en el mar Negro y el Báltico, además de la situación de los «socios vulnerables», entre ellos Moldavia y Georgia, que cuentan en sus respectivos territorios con zonas separatistas prorrusas.
En el encuentro también podría sumarse la discusión sobre la rescisión formal del Acta Fundacional OTAN-Rusia, un acuerdo firmado en 1997 para establecer «una paz duradera e integradora» entre la alianza y Moscú que parece haber quedado obsoleto.
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