Lil Frenchman: «Mi amor por el hip hop es enorme, me salvó del bullying en la escuela»
Elias Fernández (24), alias Lil Frenchman, es bailarín, profesor, coreógrafo y participante en competencias de freestyle y hip hop. Nacido y criado en las calles y los monoblocks de La Tablada, partido de La Matanza, desde una muy temprana edad se sintió atraído por las artes, en especial por la danza.
Influido por la música que escuchaba su mamá –r&b, jazz y soul-, el coro y los músicos de la iglesia de su abuelo, sus familiares bailarines de Córdoba, la visita de un primo de Nueva York y los videoclips y dvds de películas que veía a principios de los 2000, fueron marcando sus primeros pasos en el camino de la cultura urbana.
A sus 6 años cuando vio a “unos bboys» que estaban bailando en una peatonal y les estaban haciendo una nota en la tele” se dijo a sí mismo “yo quiero hacer eso. Desde ese instante empecé a estar conectado con el hip hop”, relató Lil a Télam.
Bboys / Bgirls: bailarín o bailarina que baila o improvisa a través de la danza, el breakdance o breaking.
@agenciatelam Lil Frenchman: “Mi amor hacia el #hiphop es enorme, es mi identidad” #baile #coreo #parati #telam #danza #dance #freestyle ♬ GASLIGHT – INJI
“En tercer grado tenía un amigo en la escuela que le encantaba Daddy Yankee. Y en las clases de música pasábamos al frente y yo hacía una base de beatbox y él cantaba encima las canciones de Daddy ‘lo que pasó pasó’ y nos creíamos re raperos”, recordó el bailarín.
“Un amigo de mi vieja grababa CD’s con la compu y armaba compilados con distintos artistas como Usher, Akon, Mariah Carey y esa era la música que sonaba en mi casa. De hecho, hoy es la música que más me interpela a nivel emocional, tiene esa cuota de nostalgia de acordarme de mi mamá joven”, dijo el artista con una sonrisa.
“Me acuerdo que en el 2007 vino a visitarnos un primo de Nueva York que ayudó a mi mamá a abrir una peluquería. Y él tenía veintipico y escuchaba hip hop de allá imaginate. Le conté que bailaba y me empezó a contar sobre la historia del hip hop. Él estaba en su juventud en pandillas, fue re loco. Tenía un ipod con música y yo escuchaba y flipaba descubriendo otros sonidos. Fue otra chispa en mi camino”, reflexionó el bailarín.
“Mis amigos algunos bailaban o al menos imitaban movimientos o piruetas de pelis que veíamos en la tele. Y de pronto yo era un niño que bailaba un montón. Jugaba a las armas con mis amigos pero de pronto me pintaba y giraba de cabeza -breaking-. Mis amigos me copiaban los movimientos y nos íbamos alimentando entre nosotros”, relató Lil.
“Teníamos un vecino en frente de mi casa que empezó a vender DVD’S y en la vereda puso una lona tipo cypher -círculo en donde los bboys o bgirls tienen espacio para el freestyle- y nos ponía música y bailábamos entre amigos. Competíamos por videos del vecino. Siempre muy inspirados por películas como ‘You got served’ (2004) o por ejemplo videoclips inspiradores como los de Black Eyed Peas”, narró Elias.
Lil es un profesor paciente que invita a sus estudiantes a explorar en su propia creatividad y a ejercitar su imaginación. En sus clases en Bunker Dance Basement -Maipú 523, CABA- Elias realiza una entrada en calor, ejercicios de freestyle y disociación de movimiento, y con un cierre con momento de coreografía. Sus alumnos y alumnas se muestran muy entusiasmados y exprimen cada segundo de las clases. «¿Cómo se sintieron?», les pregunta Lil con una sonrisa después de cada ejercicio de estilo libre. Baja datos técnicos, teóricos entre cada una de las partes práctias. No da clases tradicionales de hip hop sino que hay teoría, juego y compañerismo.
-Lil, ¿cómo es (o era) tu barrio?
-Es muy picante, bastante peligroso. Mi vieja me dejaba circular pero me tenía cortito, al margen de todo lo «normal» que pasaba en el barrio. Por ejemplo nunca jugué al fútbol, yo bailaba. Siempre estuve en un entorno muy musical. Si no bailaba iba a ser músico, toco la batería de oído, de ir a la iglesia de mi abuelo -que es pastor- y por estar con músicos todo el tiempo. Un día vino un amigo y me dijp: «Elias, en el otro monoblock, en el 19, hay unos pibes bailando» y era raro porque nunca veíamos gente bailando, siempre éramos nosotros. Y le pedí a mi vieja de por favor ir -yo tenía 8 años-; era medio peligroso cambiarse de monoblock. Y fue la primera vez que vi otros bailarines en vivo, más allá de mis primos y mis amigos.
-¿Y cuándo empezaste a tomar clases formales?
-Con ellos -los bailarines del otro monoblock- empezamos a entrenar. Eran mucho más grandes que nosotros, tenían veintipico. Ellos estaban todos los sábados al mediodía en una iglesia cerca de casa y ahí empecé a tener mis primeras clases.
En el 2009, 2010, Lil conoció a otro grupo, los «Jesus Warriors» que estaban en otra iglesia y ahí empezó a formarse de manera más constante. Su mamá le daba billetes para cambiar por monedas para poder ir hasta las clases con los Warriors.
“La primera vez que fui ahí los chabones fliparon porque yo con 8, 9 años hacía mortales. Y después a los 15 iba de manera más regular a un plan de entrenamiento de tres años al que fui hasta los 18 y en el que tomé clases de diferentes estilos. Pero siempre fui muy autodidacta, seguía entrenando con mis primos cordobeses”, explicó el hiphopero.
-¿En qué rol disfrutas más? ¿Como bailarín, profesor o participante de «compes»?
-Uso un traje para cada cosa -bailar, enseñar, competir- pero hay algo que unifica todo eso: yo. Es mi amor al movimiento, al arte, algo que me distingue que pueden ser rasgos superficiales como mi cara a la hora de bailar por ejemplo. Hoy me dedico profesionalmente a esto, destino todo mi tiempo y mi plata al hip hop dance. Estudio eso, enseño eso, compito en eso pero por otros lados también sigo entrenando breaking; también aprendí un poco de tango y me encantaría fusionarlo con los otros lenguajes. Mi amor hacia la música hip hop es enorme.
-¿Qué significa el hip hop para vos?
-Es parte de mi historia. El hip hop me salvó del bullying en la escuela. Yo petiso, con anteojitos, estaba para el cachetazo, pero por el hip hop era el chico cool. Me ayudó en tiempos difíciles como la separación de mis viejos, una salida de la realidad, de la vida, que nos traspasan. Es mi identidad el hip hop, lo que me hace sentir bien y algo que se derrama en todo. Con el hip hop pude hacer mucho, por ejemplo crear algo de la nada. Hoy es mi manera de vivir más allá de la expresión artística o de mi trabajo, está en mi ropa, en mi corte de pelo. El hip hop genera mucho en las personas, en los corazones de la gente.
Las clases de Lil
•Bunker Dance Basement -Maipú 523, CABA-
•El Club de Danza -Av. Federico Lacroze 2090, CABA-
•Centro Cultural Recoleta: allí da clases personalizadas, individuales. También es un punto de encuentro donde convive con otros bailarines, conversan, intercambian data y se puede acercar cualquiera para dar una mano, para compartir con otros.