DJs argentinas, una historia en marcha
«Hey, Mister DJ!», cantaba Madonna 22 años atrás, y así le pedía a un Señor DJ que pusiera un disco para poder bailar, en aquella canción que le dio nombre a su álbum “Music” y que, efectivamente, hizo bailar al mundo. Un mundo diferente al actual: eran pocas las mujeres al comando de una cabina de Dj.
En aquel momento, ya venían abriéndose paso las deejays argentinas.
Es una noche de comienzos de los años 90: en la pista de Casa Suiza hay cerca de 3 mil personas, y en la cabina, está Carla Tintoré. Son los inicios de quien será una precursora de la música electrónica de nuestro país. “Puse ‘Sweet Dreams’, de Eurythmics, y estaba la barra brava de Excursionistas. Toda la barra empezó a cantar y yo no entendía si estaban enojados o si les había gustado”, recuerda en una entrevista con la Revista Almagro. “Te juro que la púa, el brazo, la mano, me temblaron como nunca para volver a picar otro tema. Al final puse un corte de INXS y chau, se re engancharon, todo bien. Pero me temblaba todo. Por suerte lo superamos y no me pasó más, no me tembló más el pulso”.
Lo que siguió fue su enorme aporte al movimiento house y techno de Argentina, agitar las principales pistas locales y de otros países del mundo, y un camino en la música que continúa hasta la actualidad. Camino que tomaron también otras artistas a fines de los 90 y principios de 2000:
* Dj Mina (Guillermina Molfino): una maestra en los sonidos del house, quien ni bien empezó el siglo XXI ya estaba tocando en los grandes clubes locales, para luego llevar su música a otras ciudades del mundo, participar en todas las ediciones del festival Creamfields de Argentina, y crear una fiesta propia, llamada Dollhouse que le dio espacio a muchas otras deejays.
* Violett, (Violeta Torres Andrés): la que de niña pasaba música con casettes en todos los cumpleaños de sus amigos y amigas de la escuela primaria, se convirtió en un referente de la música electrónica y del compromiso por la equidad de género en este ámbito.
* Romina Cohn: nuestra embajadora del techno en el mundo. Empezó de chica, jugando con las bandejas de un primo disc jockey (que por suerte la dejaba). Con solo 20 años se inició en el circuito dance y al tiempo se había hecho un nombre a fuerza de creatividad y talento. Era la dj residente de la emblemática disco Morocco cuando el alemán Hell, dueño del sello Gigolo Records, la escuchó por primera vez y eso le valió un contrato y su proyección internacional, con giras por Europa y los Estados Unidos y presentaciones en los principales festivales del mundo. Su vasta trayectoria incluye su obra como dj productora, de un enorme aporte artístico.
Cuando corría el año 2013, Dj Dólares era, por entonces, una periodista de 23 años que iniciaba su camino como DJ: “Empecé con fiestas en casas”, recuerda. Unos amigos que trabajaban en The Roxy, y le vieron potencial, le ofrecieron pasar unos temas al final de la noche, prestándole los equipos “Esos fueron mis inicios, los que me habilitaron la cabina de Palermo fueron mis amigos Gabo Rossi y Dani Berman. En aquel entonces, no era muy común, no había tantas pibas como sí hay ahora. La verdad es que fueron unos capos porque me hicieron ese lugar y me pusieron todas las fichas; si no fuera por ellos, probablemente hoy no estaría haciendo lo que hago”.
Su estilo se fue definiendo hacia el electrónico experimental. Llevó adelante, y con mucho éxito, la fiesta Víspera a la que le siguió otra llamada Chicle, que terminó debido a las restricciones de la pandemia. Acaba de regresar de un viaje por Europa con presentaciones en Berlín y Barcelona.
Hasta no hace mucho años, la participación de las mujeres en la industria de la música electrónica aún mostraba números muy desiguales. Un estudio realizado en el marco del Día Internacional de la Mujer, de 2016, señalaba que las deejays representaban solo el 17% de las presentaciones en los Festivales en del mundo. Y aquí, en las discos de nuestro país, apenas el 10%, según revelaba una plataforma de música electrónica.
En 2016, en el ranking de las 50 djs más influyentes del mundo figuraban tres argentinas: Ana Helder, Dat Garcia y Catnapp.
Hoy son muchas y están organizadas. Existen varios colectivos que bregan por lograr una mayor participación en los lineups de festivales y otros eventos musicales. “Por una composición ecuánime en pistas y eventos musicales” propone desde su Ig la agrupación Djs Mujeres Y Disidencias; o Vesica Piscis, que es el colectivo de arte, música e intervención femenina en la escena electrónica cordobesa; el colectivo Pibas Vinileras, según ellas mismas describen, se formó con la intención de llevar adelante una colectiva que visibilice la vasta presencia de djs mujeres relacionadas al mundo de las bandejas, de los discos y del coleccionismo en vinilo. Realizan encuentros autogestivos en los que comparten música en vinilo y en vivo, y ferias de diseño realizado por mujeres.
By Womans son una crew de cinco mujeres djs, (Jessica Bellomo, Manu Barcelo, Ina, Sunder y Debora Cunia) y a su vez un colectivo de 120 mujeres de todo el país, más Chile y Uruguay. Así explicaban su surgimiento, en una entrevista con Nico Beldi, para la revista Beathey Mag: “La idea original nace de Debora Cunia y Quimy Toro, ambas compartían mismas inquietudes, notaban la escasa o nula presencia de mujeres en cabina. Y a su vez, observaron un gran número de acosos y violencia en la escena. Por tales motivos, decidimos crear By Woman, bajo la premisa de que las mujeres y disidencias tenemos poco lugar y por ende debemos unirnos y dar a conocer nuestro arte”.
También las hay agrupadas en dúos como She Teiks, el de las cordobesas María Belén Galliano Sosa y María Paz Artundo; o las Femmes On Decks con Laura Seh y RoMix; o el dúo dinámico Rixa & Tessa, entre otros.
La escena actual tiene, además de las ya mencionadas, referentes indiscutidas como Sol Ortega, con incontables presentaciones en clubes icónicos del techno de varias ciudades del mundo, algo que quizás no imaginó cuando, a los 16 años, empezó a tocar en fiestas como un hobby. Un mundo que descubrió gracias a su padre que escuchaba música electrónica, y a su tío DJ; una familia que la alentaba a seguir en los momentos de duda, fueron un gran puntapié para su carrera.
Lolu Menayed, con más de diez años en las pistas, cuyos comienzos se los debe a la gimnasia aeróbica: en esa disciplina a la que se dedicaba y que se practica al ritmo de la música, le llamaban la atención las bases electrónicas y la manera en que esa música estaba editada. De allí surgió su interés por mezclar temas. Un poco por causalidad, un día se anotó en un curso de dj, al tiempo terminó tocando en un bar y un día, supo que eso era lo que quería hacer en la vida. Hoy, recorre las cabinas de la Argentina y el mundo y es dueña de un sello digital PHILU, junto su amiga y colega Delphie.
Las hay de todas partes del país, de CABA, como Manu Barcelo, Inda Jani o Dj Lauguna, que dejó su Bogotá natal para instalarse aquí; de la provincia de Buenos Aires, como la platense Greta, o la matancera Anitamoon; las hay cordobesas, como las djs Mai Lawson, Sol Vietto , Pippina o Nadia Poppof; del litoral, como la entrerriana Flor Coto, y de la Patagonia, como las chubutenses Uma Scheffer y Camila Checka, entre muchas otras más.
«Hey, Lady DJ!», siga haciéndonos bailar.